El estado más pequeño del mundo
alberga la iglesia más grande del mundo. Cada día miles de turistas
y peregrinos pasan por la Plaza de San Pedro, en el Vaticano,
admirando las columnas de Bernini, el obelisco egipcio, y la
imponente Basílica. Ante este este espectáculo, pocos miran al
suelo y se fijan en una fila de estrechos bloques de granito
incrustados entre los adoquines que parten de la base del obelisco,
continúan bajo una de las fuentes y llegan hasta las columnas.
Yo los vi por casualidad, mientras
buscaba una marca que indica el centro de las columnas, el punto
exacto desde el que se ven perfectamente alineadas.
Me llamó la atención una losa
circular de mármol blanco con la inscripción: “ARIETE 21 MARZO *
BILANCIA 23 SETTEMBRE” (Aries 21 de marzo * Libra 23 de
septiembre) Son las fechas de los equiunoccios y las constelaciones en las que se encuentra el Sol en esos momentos. Enseguida reparé en la línea. Hay un total de 7
discos de mármol a lo largo de la línea de losas de granito, todas
con fechas y los nombres de las constelaciones zodiacales.
La línea es el meridiano de la plaza,
y el obelisco proyecta su sombra sobre ella exactamente al mediodía
solar. La sombra de la punta del obelisco alcanza cada losa en los
días señalados. Los discos más cercano y más alejado del obelisco
solo tienen una fecha y una constelación, e indican los solsticios
de verano e invierno respectivamente. Los otros cinco tienen dos
fechas y dos constelaciones del zodiaco e indican cuándo el Sol
entra en cada una de ellas. Fueron colocados en la plaza en 1.817,
siendo Papa Pío VII.
Otro
detalle para los Astrónomos: en el interior de la Basílica hay un
monumento funerario dedicado al Papa Gregorio XIII, recordado por
haber instaurado en 1.582 el calendario gregoriano, vigente en la
actualidad.
Ya
en Madrid, investigando sobre el meridiano de San Pedro, he sabido
que hay otro meridiano más antiguo en otra iglesia de Roma: Santa
María de los Ángeles y los Mártires.
Esta
iglesia ocupa el espacio de lo que originalmente fue el frigidarium
de las termas de Diocleciano, adaptado según proyecto de Migue Ángel
de 1.564. El meridiano fue un encargo del Papa Clemente XI a
Francesco Bianchini en 1702, con el triple propósito de comprobar la
precisión del calendario Gregoriano, predecir con exactitud la fecha
de la Semana Santa, y dotar a Roma de un meridiano como el que había
construido Cassini en la catedral de Bolonia. Para marcar el
mediodía, se hace pasar la luz del Sol por un pequeño orificio
practicado en la pared Sur del templo. Hay otros agujeros en el techo
mediante los que es posible observar el paso de algunas estrellas
brillantes por el meridiano, como Polaris, Sirius, y Arctururs.
Pero como no sabía
todo esto, pasé cerca de la iglesia sin llegar a entrar. Otra vez
será.
El meridiano de la iglesia de Santa
María de los Ángeles y los Mártires, por Bianchini. Imagen Wikipedia
Sí
me fijé en cambio en otra parte del complejo de las termas: el Aula
Ottagona (sala octogonal), que muestra en su puerta principal dos
inscripciones “PLANETARIO” y “L'amor che move il sole e l'altre
stelle” y los símbolos de las constelaciones del zodiaco.
Esta sala fue el planetario de Roma a principios del siglo XX. Hoy
alberga colecciones de escultura del Museo Nacional Romano. La frase
en italiano es el último verso de la Divina Comedia, de Dante,
escrito en el siglo XI, antes de la revolución copernicana. Se
traduce como “el amor que mueve el Sol y las demás estrellas”
En
el próximo artículo dedicado a Roma hablaré de Venus.
Fuentes:
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