domingo, 11 de diciembre de 2011

Cazando Micrometeoritos

Se estima que cada año caen sobre nuestro planeta unas 35.000 toneladas de material extraterrestre, la mayor parte en forma de polvo interplanetario procedente de las múltiples colisiones ocurridas en el cinturón de asteroides a lo largo de la historia del Sistema Solar.

Cuando una partícula de polvo, no más grande que un grano de arena, entra en contacto con la atmósfera a velocidades que oscilan entre 14 y 45 Km/s la fricción con las moléculas del aire la calienta en pocos segundos hasta el punto de hacerla brillar intensamente y vaporizarla por completo. Si esto ocurre por la noche podremos ver una estrella fugaz (técnicamente, un meteoro).

Pero si la partícula (que en cuando está en el espacio recibe el nombre de meteoroide) es  más o menos del tamaño de un guisante, tiene posibilidades de sobrevivir a su paso a través de la atmósfera, perdiendo hasta un 90 % de su masa en unos pocos segundos y generando un meteorito (un micrometeorito para un meteoroide tan pequeño).

Los micrometeoritos pierden prácticamente toda su velocidad mientras atraviesan el aire y caen de manera silenciosa e inofensiva al suelo o sobre los tejados, de donde pueden ser recuperados si alguien se propone encontrarlos.

Es relativamente sencillo recuperar micrometeoritos de hierro, solo hace falta un imán sujeto al extremo de un palo, una lupa potente y bastante paciencia. Se envuelve el imán en un plástico (para poder desprender con facilidad las partículas que se adhieran a él) y se pasa por las acumulaciones de tierra que deja la lluvia cerca de las rejillas de las alcantarillas y de los bordillos en las zonas bajas de las calles, o en los colectores de agua de los tejados. Después se examinan las partículas recogidas con la lupa o con un microscopio.

Hace unos días me dediqué a buscar micrometeoritos de hierro en los alrededores de mi casa, a las afueras de la ciudad de Madrid. No es el mejor sitio, pero es lo que tengo cerca.

En unos pocos minutos tenía un gran número de pequeñas partículas de hierro pegadas al imán, la mayoría con formas angulosas e irregulares. Son de color negro o rojizo, como las que se ven en estas fotos. Proceden en su mayoría de escapes, frenos  y otras partes oxidadas de coches.




Partículas de hierro de origen artificial. El objeto brillante puntiagudo es un alfiler

Las mismas partículas de la foto anterior


Pero entre toda esta chatarra oxidada en miniatura de inmediato saltan a la vista algunas diminutas esferas, casi perfectas, a veces de un color gris azulado, mucho más pequeñas y brillantes que las partículas que las rodean. Son inconfundibles. Es evidente que han sido fundidas y no fragmentadas como las demás. Este es el aspecto que cabría esperar de un micrometeorito de hierro que se ha fundido y ha perdido casi toda su masa al atravesar la atmósfera a gran velocidad.

Las fotos siguientes muestran algunos candidatos a micrometeoritos









Pero ¿son realmente micrometeoritos?  es muy difícil estar seguro. Hay procesos artificiales que pueden fundir pequeñas partículas de hierro y darles el aspecto de micrometeoritos:
Llas chispas que salen de una radial que corta una pieza de hierro son en realidad pequeñas partículas de metal fundido que adquieren forma esférica.
El carbón que se quema en algunas calderas de calefacción  está contaminado con hierro, que no arde sino que se funde formando pequeñas esferas que escapan con los gases de la combustión.

Una característica de todo el hierro que procede del espacio es que contiene pequeñas cantidades de níquel.  Habría que someter a los posibles micrometeoritos a un proceso químico que detecta níquel, y observarlos a través de un microscopio electrónico en busca de marcas características en su exterior o de la estructura cristalina de su interior, pero eso es algo que no está a mi alcance, de momento...

En este enlace puedes visitar mi colección de meteoritos.

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