Tenía todo preparado desde hacía semanas, los telescopios, los filtros de luz blanca, la cámara… Pero ya el día 2 de mayo la predicción meteorológica anunciaba el desastre: cielos totalmente cubiertos en Madrid, con probabilidad de precipitaciones del 100 %.
Los días avanzaban y la
predicción se confirmaba e incluso empeoraba, con posibilidad de tormentas
localmente fuertes.
El día 9 amaneció lloviendo,
según lo previsto y estuvo totalmente nublado hasta bien comenzado el tránsito.
A eso de las 5 de la tarde (hora
de Madrid) se atisbó el primer rayo de esperanza, cuando el Sol se dejaba ver
fugazmente entre las nubes negras, el tiempo suficiente para mirar a simple
vista a través del filtro de luz blanca. No consigo ver nada, solo un disco
solar empañado, ni rastro de Mercurio, ni de la región activa AR2542 (más
grande que el planeta).
¿Qué hacer? La azotea está
empapada, y el riesgo de lluvia persiste. Por suerte, en esta época del año por
la tarde, veo el Sol desde las ventanas. Decido montar el Lunt en el salón, y
esperar.
Poco antes de las 6 se abre un
claro que dura varios minutos, tengo el tiempo justo para enfocar, ajustar la
exposición y hacer una serie de vídeos de pocos segundos cada uno, de la
cromosfera en H alfa y de la fotosfera en luz roja (con el Lunt se puede ver la
fotosfera desintonizando el filtro H alfa).
Como siempre, la cámara usada es
la ZWO ASI 120M y los vídeos están procesados con Registax 6.0 y GIMP. La
imagen de la cromosfera ha sido coloreada en amarillo.
Las imágenes de abajo parecían
imposibles de obtener, pero son el resultado de la paciencia y la esperanza.
“Nunca dejes de creer” Una frase de moda estos días ¿os suena?
Mercurio abajo a la derecha sobre la fotosfera solar |
Mercurio abajo a la derecha sobre la cromosfera solar (H alfa) |
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