Los
cirroestratos son nubes altas (6 -12 Km) formadas por cristales de
hielo que pueden cubrir todo el cielo o gran parte de él.
Cuando
se interponen entre el Sol (o la Luna) y nuestro punto de vista
producen un fenómeno óptico característico: el halo de 22º.
Halo de 22º . 23 de mayo de 2015, Madrid. |
El
halo es el resultado del destello colectivo de millones de cristales
de hielo que en un instante determinado llega al ojo de un observador
o al objetivo de una cámara fotográfica.
Solo
los cristales de la nube que están convenientemente orientados para
un observador determinado producen el halo, es decir, dos personas
que observan el cielo una al lado de otra a corta distancia, perciben
halos diferentes, producidos por distintos grupos de cristales.
Los
cristales de hielo tienen típicamente forma de columna hexagonal que
refracta la luz un ángulo de entre 21º y 50º cuando ésta incide
perpendicular al eje del cristal. Hay muchas orientaciones que
producen desviaciones próximas a 22º. Esto confiere al halo sus
características más destacadas:
- El borde brillante del halo se produce a unos 22º de la fuente luminosa.
- El halo se hace más tenue hacia el exterior, hasta una distancia de unos 50º del centro, donde desaparece.
- La luz roja se desvía menos que la azul, por lo que el borde interior del halo es rojo.
- El interior del halo es oscuro, con aspecto de “agujero en el cielo” porque hay pocos rayos que se desvíen menos de 20º.
Halo de 22º. 23 de mayo de 2015, Madrid. |
Tomé
estas imágenes el sábado 23 de mayo por la mañana, poco antes de que
el cielo se llenase por completo de nubes, algo habitual cuando se
observan halos de 22º.